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El hombre vive adentràndose en un futuro en que ha de nacer en èl la luz, en que una palabra significativa
ha de ser reemplazada por otra, en que ya no se dirà que la obscuridad no puede comprender la luz, sino
en que la verdad resonarà hacia el espacio còsmico y en que la obscuridad comprenderà la luz que resplandece
hacia nosotros en la estrella de la humanidad, en que las tinieblas cederàn y comprenderàn la luz,
es decir seràn aprehendidas por ella. Y esto ha de resonar para nosotros en la Fiesta de Navidad
desde nuestro interior. Sòlo entonces celebraremos correctamente la Fiesta de Navidad
en su profunda, antiquìsima significaciòn, pues entonces nos indicarà que desde el interior humano
resplandecerà la luz espiritual, brillarà hacia el mundo entero. Y podremos celebrar la Fiesta de Navidad
como una fiesta del màximo ideal de la humanidad. Entonces volverà a tener una significaciòn para nosotros,
volverà a ser viva en nuestra alma, y tambièn el àrbol de Navidad como sìmbolo del àrbol del paraìso
tendrà nuevamente una significaciòn mas correcta de la que se le da actualmente hasta en la forma
mas acertada. Pero la celebraciòn de la noche de consagraciòn harà surgir en nuestra alma la confianza
absoluta y colmada de alegrìa: Sì, yo tambièn vivenciarè en mì lo que ha de llamarse el nacimiento del
hombre superior, tambien en mì tendrà lugar el nacimiento del Salvador, el nacimiento del Christos.
Rudolf Steiner |
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APORTES A LA COMPRENSIÓN, PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA PANDEMIA POR CORONAVIRUS
Doctora Marta Miguel
Cuando una enfermedad aparece en forma epidémica es absolutamente necesario diferenciar las causas
primarias de las secundarias.
Las causas primarias se refieren a los seres humanos y a su ambiente. El hombre no sólo vive en diferentes
lugares de la TIERRA, sino que recibe influencias desde afuera de ella: la más obvia es la del SOL y su
sistema sobre ella: condiciones atmosféricas, viento, clima, estaciones del año.
Ahora podemos imaginar que en invierno se produzca alguna influencia en una parte del sistema solar
sobre la misma actividad del SOL. Esto repercutirá en la TIERRA. Aquellas personas predispuestas dejarán
entrar estas influencias y enfermarán. Mientras que otras personas fuertes por naturaleza e
interiormente, no se dejarán influir por el daño, es decir podrán tener la infección sin desarrollar
enfermedad.
Entonces, podemos buscar en estos factores que influyen desde fuera de la tierra un aspecto de las causas
primarias. Sus efectos se reflejan en tres aspectos o cualidades de esta pandemia: la rapidez de
propagación, la amplificación que la ha hecho global, y el curso dramático de la enfermedad misma como
una verdadera lucha o guerra en el interior del organismo que puede llevar a la muerte.
Quiénes son las personas predispuestas. Son aquellas que tienen algo irregular en la parte superior del
organismo, en la cabeza y en el tórax. Es decir en el sistema nervioso y en el órgano más cercano a él que
es el pulmón (recordemos que el centro respiratorio está en la cabeza). Esas irregularidades tienen efectos
sobre el ritmo día - noche y respiratorio. Se expresan en trastornos pulmonares tanto como en la tensión
nerviosa y social, en el insomnio, en agotamiento o cansancio debido a fuerte exigencia de los sentidos
(ej. pantallas).
Además es una condición de la época la falta cada vez mayor de capacidad que tenemos para
enfrentarnos con desafíos del entorno. Esta es una postura global que prefiere “aliviar” al organismo en
lugar de “cargarlo” con el ejercicio de confrontar.
Por qué hoy enferman adultos mayores y ancianos, por qué no enferman los niños. Hay que tener en
cuenta que en la infancia la actividad de la cabeza y el tórax consiste en fuerzas de crecimiento altamente
inteligentes, aunque el niño aún no piense. Cuando esas fuerzas de formación terminan, cuando los
órganos y parte del crecimiento están hechos, esas fuerzas inteligentes del cuerpo se transforman en
capacidades interiores: memoria, posibilidad de aprender. A medida que la edad avanza, en el otro
extremo de la vida, el cuerpo poco a poco es deshabitado por estas fuerzas. No hay más trabajo que
hacer. La memoria se debilita, la capacidad respiratoria disminuye. Esto es otro factor de predisposición.
Entonces cuando el virus entra, el organismo busca afirmar su soberanía interior. Aumenta la
temperatura corporal, (no es otro el sentido de la fiebre) para así “cocinar” al germen. Así es entonces
natural que este proceso de calor sea débil en los ancianos.
Ahora podemos enfocar la causa secundaria, el germen, en este caso el coronavirus. Culpar en las
infecciones a los microorganismos es el error de una mirada superficial. Ningún germen prolifera si no
tiene un terreno propicio en el organismo.
Qué es un virus. Básicamente un ser con material genético, mínima vida y mucha información. Está
emparentado por eso con el núcleo celular, con la memoria y la herencia. Los virus tienen apetito por la
parte superior del organismo humano de la que ya hablamos. Provocan meningitis, encefalitis, neumonía,
bronconeumonías.
Qué podemos hacer? Hay tratamiento preventivo? Hay tratamiento para la enfermedad misma?
La medicina antroposófica conmemora en el 2020 sus 100 años de actividad. Desde el inicio cuenta con
una terapia preventiva para la enfermedad de la gripe, neumonía y la bronconeumonía
(independientemente que estas sean causadas por virus, bacterias u hongos). El tratamiento apunta a las
causas primarias de un modo racional, no por camino empírico (ensayos, experimentos). Busca fortalecer
la parte superior del organismo. Utiliza sustancias lumínicas emparentadas con el sistema nervioso como
el fósforo o con fuerte vínculo con la función respiratoria como es el caso del hierro. Con ellos se elaboran
preparados especiales.
También en el reino vegetal utiliza plantas afines con el sistema nervioso o con el proceso respiratorio.
Se sobreentiende que estas terapias deben ser indicadas por médicos capacitados a pacientes
individuales.
Para la gran mayoría de personas que desconoce la medicina antroposófica o no tiene la posibilidad de
contacto con profesionales certificados, se puede aconsejar algo más a modo de prevención y protección:
los productos de la colmena, la corteza de árboles como el roble, las hojas aromáticas como el eucalipto.
Desde antiguo se conocen como antibióticos y antiinflamatorios o estimulantes del sistema hormonal.
Estimulan además el organismo de calor.
Por último reconocemos en toda su profundidad que el curso tan serio de esta pandemia puede necesitar
el “salvavidas” de un respirador. Este es un valiosísimo auxilio, una maravilla que la técnica ha puesto al
servicio de la medicina. Es indispensable en circunstancias dramáticas para la mecánica respiratoria y el
intercambio de gases.
Desde la medicina antroposófica queremos sumar ampliando, y aportar una terapéutica racional
orientada a las causas primarias, con recursos de los reinos de la naturaleza y al servicio del ser humano.
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